“No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás, porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.”.
Éxodo 20, 4-6.
Ocho Mandamientos de Dios se han presentado en este espacio web. Se ha podido apreciar hasta ahora que cada uno de ellos conexionan su fundamento conceptual. La importancia céntrica de cada uno de los mandamientos tiene su fundamento en el primero de todos; es decir, que todos los mandamientos quedan resumidos en sólo dos: el Segundo Mandamiento y el Primer Mandamiento.
El concepto fundamental del Primer Mandamiento y el Segundo Mandamiento queda dispersamente expuesto en otros 8 Mandamientos y todo da a lugar a 10 Mandamientos fundamentales que rigen la salud de vida tanto física como espiritual de la persona. Existen otros dos Mandamientos Resumen que dan una breve y clara explicación (reducen en breves y precisos términos) lo esencial de los 10 Mandamientos. Estos dos Mandamientos Resumen se unifican en un solo, por tanto se les llama El Gran Mandamiento.
En esta entrada se tiene el preciado honor de presentar el Segundo Mandamiento de Dios. Uno de los más interesantes, y uno de los que rigen lo verdaderamente intrínseco de los otros 8 Mandamientos a los cuales precede.
El Segundo Mandamiento únicamente intenta decir que exista verdadera aversión en nuestro corazón hacia la idolatría. Nos ordena abandonar totalmente todo deseo que se incline a este mal, aborrecer a las imágenes (Sea de cosas existentes en los cielos o en la tierra) y evitar inclinarse, honrarles o adorarles.
Antes de continuar con el desarrollo de esta presentación conceptual, es bueno comprender a qué se refiere al emplear las palabras idolatría, imágenes:
Según el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española)
· Idolatría:
1. Adoración que se da a los ídolos.
2. Amor excesivo y vehemente a alguien o algo.
· Imagen:
1. Figura, representación, semejanza y apariencia de algo.
2. Estatua, efigie o pintura de una divinidad o de un personaje sagrado.
En la primera definición, la idolatría hace referencia a prácticas excesivas que van en contra de los estándares morales y éticos de Dios. La idolatría incluye tanto la adoración, honra de falsos dioses en diversas formas como la adoración u honra de imágenes presente en los cielos o de Dios así como en la tierra.
Ahora, el concepto de idolatría puede ampliarse a prácticas pecaminosas como la glotonería y actitudes como la codicia, la mentira, el fraude o robo, el adulterio, el asesinato (matar), deshonra a los padres, la fornicación, la lujuria, la homosexualidad, …, ofensas al nombre de Dios y violación a sus mandamientos.
La imágenes hacen alusión a ídolos, estatuas, figuras a las que se le presta adoración u honra, descartando a Dios que es verdadero y no falso como las imágenes que son consideradas “dios”, se escribe con “d” la minúscula representando que es falso, que no responden, que no salvan, solo son materia inorgánica estática y sin vida, sin luz. Contrario a esto, Dios es luz y vida.
Es explícita la manera de ver que El Segundo Mandamiento es sustancial y esencia de los otros mandamientos, esto porque todo aquel que practica pecado - cualquiera que sea – es sin duda un idólatra, y además de idólatra un esclavo del pecado definitivamente.
Por ejemplo: Todo aquel que practica la mentira; honra y adora el pecado de mentira cada vez que lo ejerce. Todo aquel que practica la codicia; es idólatra y su ídolo es el pecado de codicia. Todo aquel que ejerce el adulterio así como también la fornicación es idólatra, porque adora esos pecados. Todo aquel que practica pecado o pecados; considera su dios como ese pecado o esos pecados, repudiando a Jehová Dios como su Ser Supremo y de rendirle alabanzas y respeto. Al practicar el pecado nos convertimos en seres diferentes apagando la luz (que es proveniente de Dios) existente en nuestro corazón conduciendo a ofender a Dios en lugar de adorarle y honrarle a Él, que es el Dios, el Verdadero.
El pecado nos trae destrucción y enfermedad tanto física como espiritual. Por el contrario, Dios nos lleva a la vida y nos inunda de amor, paz y salud verdadera (verdadera, porque sólo Dios es verdadero). Entonces, ¿Por qué no adorar y honrar a Dios?
A los jóvenes de esta y la próxima generación: Es idolatría también ser admirador o seguidor de personas. El único que merece de tú admiración se llama Dios, porque Él es quien en verdad tiene Gran amor por ti y lo expresa constantemente con la misericordia que ha tenido contigo. Cada plato de comida es gracias a Dios, cada oportunidad de respirar es gracias a Dios, cada vez que late tu corazón es gracias a Dios, cada momento en tu vida en que aprendes a ser fuerte y adquirir edificantes conocimientos es gracias a Dios, si tienes madre y padre es gracias a Dios, si tienes amigos de verdad es gracias a Dios, tú existes gracias a Dios, tú eres tú gracias a Dios, eres especial gracias a Dios. Las personas de este mundo,… ¿Qué han hecho por ti comparado a lo que Dios ha hecho y lo que seguirá haciendo por ti? . Ellos no han hecho nada en lo absoluto.
Todo lo bueno que proviene de aquellos que consideras “una madre”, “un padre”, “un hermano o hermana”, “ un amigo, amiga”, todo lo bueno en ellos proviene de Dios. Y es así porque Dios lo hizo así. Todo lo malo en los corazones es causa del abandono de la moral y los valores, y esa moral y valores son cualidades que provienen de Dios, porque Dios es la única luz perfecta.
Las personas pueden ser tratadas como imágenes: Artistas, personajes de artículos publicitarios, empresarios, científicos, enseñadores, profesionales, conferencistas, etc. Sólo procurar evitar ser idólatra. Vive la palabra de Dios y encontrarás la paz, la felicidad y el amor verdadero.
La idolatría no es de Dios, Dios quiere que le adores y honres de manera prudente tal y como lo indica en su palabra, sólo evitando el pecado. La vida es una lucha constante entre la luz interna nuestra (La razón, que apoya seguir los Mandamientos de Dios) y los deseos vulgares del cuerpo (Lo que va en contra de Dios). La vida es una lucha constante donde la victoria se halla en el huir de ser idólatra y asirse más de Dios.
Entiendo que tal vez se llegue a pensar que la “tentación” es demasiado fuerte e irresistible. En cambio, ese estímulo que induce a obrar mal es parte de nuestra vida que al vencerle nos transformará en seres mejores, siendo más fuertes y con mucho más conocimiento. Si Dios lo permite es porque se puede lograr. Es recomendable tomar muy en cuenta la siguiente cita bíblica:
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. Por tanto, amados míos, huid de la idolatría”.
1 Corintios 10, 13-14.
“Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar en la mesa del Señor, y en la mesa de los demonios”.
1 Corintios 10, 20-21.
La adoración a Dios
“Cuando Jehová tu Dios haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes, y habites en su tierra, guárdate que no tropieces en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aún a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses.
Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, no de ello quitarás”.
Deuteronomio 12, 29-32.
Es más que claro que a Dios no le agrada que se le adore como a los dioses paganos. También se nos enseña que no adoremos a los ángeles o santos, como se registra en la Biblia a partir de esta cita:
“Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal…”.
Colosenses 2: 18.
Tampoco debemos adorar a la creación. En lugar de eso, debemos tomar ayuda de la creación para buscar nuevas formas de adorar y apreciar las maravillas de Dios cada día. En fin, debemos adorar a Dios en espíritu y en verdad.
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