La pornografía se define como “la descripción del comportamiento erótico (en imágenes o escritura) que pretende causar excitación sexual”. Estas descripciones son un mal uso de la relación sexual que Dios creó para ser usada entre el esposo y la esposa. En lugar de ser un acto de amor matrimonial, el sexo es reducido a un acto de lujuria.
El séptimo mandamiento de los 10 mandamientos de Dios tiene que ver con el comportamiento sexual: “No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14). El principio subyacente del séptimo mandamiento es proteger la unidad del matrimonio y por lo tanto, la familia. El único escenario aceptable para la expresión del amor sexual es en el contexto del matrimonio, entre el esposo y la esposa. Según el Creador de la sexualidad, la intimidad sexual antes del matrimonio o con cualquier otra persona fuera del cónyuge es un pecado.
Jesús magnificó esto, mostrando la perspectiva que Dios tiene de la codicia sexual en Mateo 5:27-28: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.
Así que la respuesta clara es, la pornografía sí es un pecado. Pero puede ser útil entender por qué para Dios es pecado.
¿Por qué la pornografía es pecado?
Dios no prohíbe cosas que son buenas para nosotros, pero Él prohíbe cosas que son dañinas. Como Él ha diseñado la mente humana, Dios está consciente del hecho de que la unión matrimonial involucra fidelidad mental, además de la fidelidad física. Esto se debe a que la fidelidad o la infidelidad comienzan en la mente. Cada acción, justa o pecaminosa, comienza con el proceso del pensamiento. Es imposible para una persona que se permite ser infiel en la mente continuar totalmente comprometida a su relación matrimonial y a la familia.
Dicho de otra forma, la pornografía daña la relación matrimonial y la familia—y para aquellos que no se han casado todavía, daña su potencial para disfrutar de una relación matrimonial duradera y positiva y una vida familiar.
Las investigaciones confirman los efectos nocivos de la pornografía
Acerca de la pornografía se han hecho muchas investigaciones. Veamos los hallazgos del Instituto de investigación del matrimonio y la religión: “La pornografía es una representación visual de la sexualidad que distorsiona el concepto de una persona acerca de la naturaleza de las relaciones conyugales. Esto, a su vez, altera tanto la actitud sexual como el comportamiento. Es una gran amenaza para el matrimonio, la familia, los hijos y la felicidad individual. Al socavar el matrimonio es uno de los factores que socavan la estabilidad social”.
Los puntos específicos que esta investigación sacó a la luz son:
· Los hombres casados que están involucrados con pornografía se sienten menos satisfechos con sus relaciones conyugales y menos comprometidos emocionalmente con sus esposas. Las esposas se dan cuenta de esto y se sienten dolidas por la diferencia.
· El uso de la pornografía es un camino que conduce a la infidelidad y al divorcio, y con frecuencia es un factor predominante en estos desastres familiares.
· Entre las parejas afectadas por la adicción de un cónyuge, cerca de 2/3 experimentan una disminución del deseo de relaciones sexuales.
· Ambos cónyuges perciben que ver pornografía es equivalente a la infidelidad.
· Ver pornografía conduce a una pérdida de interés en las buenas relaciones familiares.
Nuevamente, el pecado hace daño y la pornografía hace daño a los matrimonios, familias e hijos, porque daña la mente y afecta las relaciones de la persona que la ve. En las Escrituras la solución para todo pecado es arrepentirse y buscar el perdón de Dios, tomando la decisión de no volver a repetir el error otra vez (Hechos 2:38-39; 2 Corintios 7:10-11). Por lo tanto, toda persona que desee vivir una vida cristiana debe poner todo su empeño en sacar la pornografía de su vida y arrepentirse y buscar el perdón de Dios.
Fuente: Life, hope and truth.
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